lunes, 16 de julio de 2012

CÓMO ESTUDIANTES DE LA PLATA ASCENDIÓ A PRIMERA

Hace pocos meses, se cumplió un siglo del debut en Primera de Estudiantes de La Plata. Después de varios años de luchar en Segunda Liga e Intermedia, logró, mediante una excelente campaña, llegar a la máxima categoría.


            La institución platense, tuvo su prueba de fuego cuando se afilió a la Argentine Football Association en marzo de 1906. Jugó en Tercera división y logró un tercer puesto, aunque lejos del primero, GEBA, que lo había vencido por 12 a 0. Durante 1907 no jugó oficialmente en la Liga, pero regresó un año después. Esta vez se anotó en Segunda, categoría en la que realizó una discreta campaña. En 1909 logró el tercer puesto que no le alcanzó para disputar las semifinales. A poco estuvo de lograr la clasificación en 1910. Una gran campaña lo posicionó con 22 puntos en el primer puesto, lugar que compartió con Racing Club. El desempate no favoreció al pincha, pero dió grandes esperanzas para la campaña siguiente

Los días previos a la inauguración de la temporada de 1911, se esperaba con gran interés el partido contra Boca, para ver una demostración de los adelantos del fútbol en la ciudad de las diagonales. El 7 de mayo “el field rebosaba de concurrencia y nutridas filas que animaron a los jugadores con gritos ensordecedores y manifestaciones entusiastas”, según cuenta el diario La Gaceta del martes 9. Fue empate sin goles, a pesar de la fuerza de los delanteros platenses que siempre chocaron contra la defensa boquense,

Dos semanas más tarde logró su primera victoria, cuando luego de ejercer un completo dominio, venció a Comercio 4 a 1. En el siguiente partido, ante Nacional, en Parque Avellaneda, el arquero Emilio Fernández se convirtió en el héroe de la jornada. Ambos equipos eran superiores; el golero “pincha” se lució y logró mantener de 3 a 1 para su equipo.

Sin dudas, uno de los encuentros más difíciles sería ante Estudiantil Porteño, pero el 11 de junio los asistentes al estadio de Estudiantes vieron como el equipo local –en un encuentro muy parejo- venció 7 a 3 a su rival, sólo por “superioridad en el shoting de sus fowards”, aclaró un diario porteño. Los primeros lugares en las posiciones eran ocupados por Nacional y Estudiantes de La Plata.

Cerrando el mes de junio, vencio a Kimberley 6 a 1 en La Plata y siete dias después, a Ferrocarril Oeste por 5 a 0, en Caballito. El potencial estudiantil se basaba en la buena combinación de jugadas de la línea delantera, compuesta por: Luis Hirschi, Héctor Isla, Ricardo González Bonorino, Raúl Díaz y Oscar Hirschi. Luego, tres victorias, una ante Banfield; la revancha, en Villa Urquiza con Kimberley, y otra goleada a Ferro, le dieron más ventaja al equipo platense sobre el resto y aunque quedaba en igualdad de puntos con Nacional, la escuadra albiroja tenía tres partidos menos.

El 13 de agosto visitó Ituzaingó e igualó con el local, Estudiantil Porteño, 2 a 2. El día 20 llego la revancha ante Banfield, y en otra buena actuación colectiva lo derrotó por 4 a 1. “El árbitro, J. Riggiardo, fue a La Plata a probar nuevamente su ineptitud (según contó con ironía el diario La Mañana). Se lució en toda la línea. Actuó en forma admirable. Lo que fue de extrañar, es que al finalizar el match, desapareció por los fondos del field, burlando así a miembros de otro club platense que le esperaban para hacerle una vibrante manifestación de simpatía”.

El 27 de agosto empató en cero con Independiente en La Plata, un buen encuentro en el que el público aplaudió a ambos equipos. Se avisoraba un buen final de campeonato para Estudiantes. El siguiente rival fue Comercio, equipo de Núñez que venía haciendo una mala campaña, y marchaba en la última colocación en la tabla de posiciones. Estudiantes sufrió una inesperada derrota; el último le ganó al primero; La Mañana da cuenta que “la lógica ha fallado,Comercio logró imponerse sobre su rival, manteniendo en jaque su valla, especialmente en el segundo tiempo, en que lo dominó en absoluto”. Las culpas habían recaido en el arquero Duarte, reemplazante de Fernández, que estaba suspendido.

Con varios partidos muy difíciles por delante, aun quedaban dudas por la mala actuación ante el colista del campeonato. El 10 de septiembre visitó a Argentino de Quilmes. Esta vez los platenses no defraudaron, y en un buen partido vencieron a los quilmeños por 2 a 1. La revancha –jugada una semana después- fue un encuentro movido y de alternativas agradables; el partido iba 0 a 0, cuando a falta de diez minutos para finalizar, varios jugadores de el mate le protestaron fallos al referée, que tuvo que ser protegido por la policía ante la agresión de un grupo de simpatizantes. Finalmente, Estudiantes ganó los puntos. Sin embargo, Independiente le pisaba los talones al equipo de 1 y 57.

El 24 de septiembre el equipo puntero se trasladó hasta la Dársena Sud, para medirse con Boca Juniors, que peleaba por no descender a Segunda. Unas 3000 personas colmaron el campo de juego. La creencia general era que Estudiantes triunfaría por hallarse más tiempo en la ofensiva, pero el empate cero a cero dejó en claro el equilibrio de fuerzas entre ambos equipos. El 15 de octubre se jugó una nueva fecha; mientras en Avellaneda, Independiente goleó a Ferro por 9 a 0, en La Plata, cuando Estudiantes le ganaba a Nacional por 2 a 0, fue suspendido el partido por un incidente. Sólo se habían jugado 18 minutos. El árbitro, Patricio Mac Carthy, explicó que quiso intervenir cuando dos jugadores discutieron, pero se aglomeraron todos, y sin mediar explicación alguna, el capitán visitante retiró a su equipo; El 28 de octubre, la Asociación dio por ganado el partido al pincha.

Estudiantes había reducido su ventaja, en tanto que su inmediato perseguidor completó los partidos postergados y quedó a un solo punto de distancia. Ambos, primero y segundo, se enfrentaron en Avellaneda, el 12 de noviembre. Se recurrió a un árbitro rosarino, Le Bas, pues ninguno de Buenos Aires aceptó la designación. Los dos equipos se hallaban en inmejorables condiciones para lograr el ascenso a Primera Liga. El equipo platense llegaba bien entrenado, Independiente tenía a tres de sus mejores hombres suspendidos -por una parcialidad del Consejo- pero a pesar de ello, su poderío no era menor.

Unas 8000 personas presenciaron el partido. Estudiantes formó con: E. Fernández; Ludovico Pastor y Carlos Galup Lanús; Rufino Tolosa,Edmundo Ferreiroa y Carlos Elissamburu; L. Hirschi, H. Isla, R. González Bonorino, R. Díaz y O. Hirschi, e Independiente con: Romero; Larralde y Ochoa; Mazzella, Sande y Deluchi, Hospital, Garcia, Colla, Matozzi y Chiarella. Pronto se puso en ventaja el albirojo: a los 12 minutos, O Hirschi venció el arco del rojo; a los 38, González Bonorino marcó el segundo; y en el segundo tiempo, a los 20, el mismo jugador puso cifras definitivas: 3 a 0. Así, Estudiantes de La Plata logró el campeonato y el ascenso a Primera.

Sergio Lodise

viernes, 13 de julio de 2012

SI HE GANADO, NI ME ACUERDO...

Cuando promediaban los años veinte, un club que había tenido bastante popularidad entre la afición, comenzaba a desinflarse. Aparecido en las lides oficiales en 1899, Porteño tuvo su época de esplendor en la década del 10, en la que logró dos títulos bajo el auspicio de la Federación Argentina de Football. Luego comenzó la declinación de la que jamás volvería. Pero su racha más negativa, la tuvo cuando ya el profesionalismo tocaba a las puertas de la competencia.



La escuadra de Estación Golf estaba en plena decadencia a principio de los años 20. Esto se puede notar siguiendo su campaña de partidos disputados como visitante.

El 16 de diciembre de 1923 visita a Urquiza y lo derrota 3 a 1. Ninguno de los once players pudo imaginar que esa sería la última victoria en Primera División en tal condición. Un partido más de visitante juega esa temporada, con Argentinos Juniors; un empate cierra el año. Durante el campeonato siguiente sólo consigue un empate y diez derrotas. La llegada de 1925 sólo aumenta los empates: tres, con otras diez derrotas.

No cambia el panorama en 1926; en menos partidos disputados cae en siete oportunidades y empata los dos restantes. Loncan, Vivaldo y Cacopardo, algunas de sus figuras, logran sacarlo del fondo, merced a algunos puntos logrados como local.

La unificación del Fútbol en 1927 no fortalece a los blanquiazules, pues pierden los 17 partidos que juega fuera de su estadio. Nada cambia en el torneo posterior y en la misma cantidad de partidos logra unicamente un empate. Porteño desciende a Primera B y como ya es costumbre sigue perdiendo cuando visita a sus rivales. Eso ocurre en los tres primeros partidos que juega en esa condición. Pero siempre hay un final para las rachas negativas...

¿Quién sufrió el final de la racha de Porteño?.  El Club Sportivo Acassuso, el 22 de septiembre de 1929. Por esos años el club de Beccar es una institución en pleno crecimiento, y el viejo Porteño un equipo que gasta sus últimos cartuchos en el fútbol oficial. En 1931 desaparece definitivamente de los torneos liguistas.

Rachas:

entre el partido ganado en 1923 y la victoria de 1929, Porteño jugó 72 encuentros, empató 8 y perdió 64.

La mayor serie seguida de caidas se registró entre el 5 de septiembre de 1926 y el 26 de agosto de 1928: perdió 26 encuentros consecutivos. Convitió 72 goles y recibió 211.

Sergio Lodise

sábado, 19 de febrero de 2011

SEPIA vs COLOR, parte 3

Hoy: Iriarte y Vélez Sarsfield



















Inaugurada en 1908, la Iglesia del Sagrado Corazón, en Barracas, se
mantuvo durante varios años rodeada con descampados.

Pero un día la soledad edilicia terminó. El club Hispano Argentino
alquiló un terreno frente al templo, sobre la calle Iriarte, para
disputar sus encuentros oficiales de fútbol.

Alisado el campo y preparado para la lid deportiva, se inauguró el
28 de mayo de 1911. Ese domingo, Hispano igualó con Estudiantes II
1 a 1, en partido por la Copa Competencia de Segunda Liga. Allí jugó
hasta 1919, cuando se fusionó al club Almagro y abandonó el lugar.

Fue Del Plata, club ligado a los empleados del Mercado homónimo,
quien arrendó el solar dejado por aquella institución. Durante
gran parte de los años veinte, los muchachos de la cortada
Carabelas, le prestaron a Huracán el field de Iriarte y Vélez Sarsfield
para que pudiera entrenar, como se puede apreciar en la foto sepia.

Justo un día después que la cancha cumplió veinte años (29 de mayo
de 1930), Del Plata cayó con Nueva Chicago por 1 a 0. Al finalizar el
encuentro, el público local tiró toda clase de proyectiles a los jugadores
visitantes, provocando diversos desmanes. Aquella tarde, fue la
última vez que se jugó fútbol oficial en el viejo estadio de la calle Iriarte.

Mientras, el barrio fue creciendo y la Iglesia ya no estuvo sola.
El terreno fue dividido en parcelas y se abrió una calle que partió la
cancha de arco a arco. Sólo quedó la placita que dividía la chapa
perimetral del campo de juego con la Avenida Vélez Sarsfield.

Pasaron más de 80 años... el viento y el tiempo se llevaron para
siempre el griterío de los simpatizantes que durante dos décadas
allí alentaron.

lunes, 14 de febrero de 2011

SEPIA vs COLOR, parte 2

Hoy: Warnes 181


Encuentro de "football" en una ignota y desaparecida cancha. A la derecha, un edificio que en la actualidad no presenta cambio alguno, como se puede apreciar en la imagen color. El área de penal -en donde el arquero aleja el peligro- es hoy una tranquila calle del barrio Villa Crespo: Padilla. La medianera de la casa de una sola planta, y parte de esa tribuna lateral es en el presente la calle Julián Alvarez.

Warnes 181. El viejo field de la Casa Zabala, que fuera utilizado por el verdirojo Liberal Argentino. Se había inaugurado el 1ro. de septiembre de 1924 con derrota 4 a 0 ante Gimnasia y Esgrima La Plata. En 1929 se loteó el terreno y se abrieron al tránsito las citadas arterias.

Es apenas imaginable pensar que, alguna vez, ese lugar vibró ante el grito vehemente de la multitud futbolera.


viernes, 28 de enero de 2011

SEPIA vs COLOR, parte 1

Hoy: Aristóbulo del Valle y Caboto
























En la primera imagen, dos viejos edificios con ladrillo a la vista. Ambos sobreviven como mudos testigos de un tiempo de esplendor en el que la pelota con tiento solía rodar en el predio de Aristóbulo del Valle y Caboto, calles del barrio de La Boca en la cuales el darsenero River Plate tuvo su campo de deportes. La institución se fue en 1923. Posteriormente, Sportivo Buenos Aires utilizó el viejo terreno y luego, el paso del tiempo convirtió el solar en un depósito privado.

Foto sepia: encuentro por la Copa de Honor, entre Racing Club y Rosario Central , jugado el 2 de diciembre de 1917.

miércoles, 23 de junio de 2010

CONOCIENDO A TARASCA

Por Federico Guidi, periodista deportivo 

Una mañana, Sergio iba caminando por la calle Pasteur con la intención de abordar el subte para ir hasta el Colegio Bartolomé Mitre, en la calle Valentín Gómez. Los porteros aún baldeaban las veredas en aquel frío amanecer de 1989. Pensó que sería una buena idea ir a pasear por el barrio de La Boca para buscar datos de jugadores de antes. Se tomó el colectivo 24 con todas las ilusiones a cuestas. En unos minutos llegó a la Plaza Solís dispuesto a empezar la búsqueda.

No había desayunado, por lo que se dirigió a un almacén para comprar galletitas y una gaseosa. De paso aprovechó para preguntarle al almacenero si conocía a algún viejo jugador del barrio. Él lo acompañó amablemente hasta la casa de una vecina, que asomada desde la ventana le reveló que Garibaldi vivía por allí. Su respuesta lo entusiasmó, pero luego le aclararon que era Tomás, el que defendió los colores de Boca en los años treinta. Por un instante pensó que era Juan, que jugó en la década del 10. 

-Dígame señor, ¿sabe si Tarasconi vive?

-Creo que sí, pero acá en el barrio no. Seguro vive en Boedo, buscalo en la guía telefónica que seguro lo encontrás.

 La respuesta del hombre no conformó a mi amigo, que sin embargo siguió recorriendo el barrio, dispuesto a lograr su cometido. Mantenía intacta la esperanza de toparse en alguna ocasión a alguna de las viejas glorias boquenses. 

Cuando la primavera ya se había instalado en Buenos Aires, se le ocurrió hacer caso a la recomendación de aquel vecino y buscar a Tarasca en una guía de teléfonos. ¡Bingo! exclamó. “Tarasconi, Domingo A., calle Baldomero F. Moreno 2561”, arrojó la búsqueda. Sergio no tenía teléfono en su casa aún, en esa época no existían los celulares, los locutorios eran una utopía y el funcionamiento de los teléfonos públicos de Entel dejaba mucho que desear. Entonces decidió dirigirse personalmente hasta esa dirección. 

Por segunda vez se hizo la rata en el colegio para intentar conocer al “Dinamitero”, como lo llamaban en los años ‘20. Durante el viaje en su cabeza rondaron miles de preguntas: ¿Habrá muerto? ¿Si vive, querrá atenderme? ¿La familia no me sacará corriendo? 

Se bajó en la Plaza de Flores y caminó ocho cuadras por la calle Pedernera en dirección al sur hasta B. F. Moreno. Luego dobló hacia Varela donde finalmente encontró la dirección. Pero tanta expectativa le jugó una mala pasada. Sergio se quedó duro, el miedo lo paralizó. No se animó a tocar el timbre. 

Tuvo un pálpito que lo hizo caminar en dirección a la Avenida, hasta una heladería cercana. Luego de comprar un helado, se sentó afuera, sobre B. F. Moreno. De repente un señor mayor se ubicó a su lado. Con ingenuidad, lo miró y le preguntó: 

-Disculpe señor, ¿usted sabe si por acá vive el ex jugador de Boca Tarasconi? 

El viejito, sin dirigirle la mirada, pero con una mueca indisimulable de sonrisa le contestó: 

-Sí pibe, soy yo… 

En ese instante le corrió un frío por el cuerpo como quien se encuentra ante lo inesperado. Lo miró una y mil veces para asegurarse que fuera él. Tenía un físico imponente, era alto y flaco. Luego de su infructuosa búsqueda, sus temores y vacilaciones, estaba frente al mismísimo Tarasca. Una emoción inmensa lo invadió. 

Nunca olvidó todo lo que habló con Tarasconi aquella tarde. Como cuando le recordó que Bernabé Ferreyra -aunque no tenía precisión en sus tiros- era un verdadero crack. También le habló maravillas de Manuel Seoane, Roberto Cherro y Francisco Varallo, entre otros; de la famosa gira de Boca en 1925 y hasta se enteró que había jugado en un ignoto Sportivo Boedo.

Finalmente le dijo que lo visitara la semana siguiente, porque estaba haciendo unas reformas en la casa. Se levantó y lo saludó con un apretón de manos que no olvidará jamás. Tarasca cruzó la calle a toda velocidad, como un hábil wing, algo inusual para su avanzada edad. Todavía recuerda esa escena como si fuera ayer.

Lo visitó dos veces más para preguntarle cómo era el fútbol de antes y satisfacer todas sus inquietudes. Se llevó consigo un sinfín de anécdotas que atesoró en hojas de carpeta del colegio. Le autografió y dedicó la tapa de una revista rara, cuya imagen acompaña esta nota. Ese día, el autor de este blog, conoció a Tarasca. 


Biografía de Domingo Alberto Tarasconi

            Nació en Boedo en 1903. Comenzó su carrera en clubes independientes. Llegó de muy joven a Atlanta, club que lo hizo debutar en primera en 1921. Un año más tarde se alistó en Boca Juniors, donde se recibió de ídolo, merced a sus espectaculares goles, nacidos de potentes remates que dejaban sin chance a los arqueros rivales. Durante los torneos siguientes jugó en distintos puestos de la delantera, siempre contribuyendo a la victoria y a los títulos. Tuvo un brevísimo paso por Sportivo Boedo en 1924.

            Integró el seleccionado y logró un récord histórico en las olimpíadas de Amsterdam (1928) al anotar once goles en tres partidos. Adquirió tanta popularidad, que Carlos Gardel lo nombró en el tango Patadura:  “hacer como Tarasca, de media cancha un gol…”

            Tuvo muchos apodos, pero fue más conocido como Tarasca o el Dinamitero. En 1932 abandonó Boca Juniors, y jugó en Newell`s Old Boys. Volvió para jugar en General San Martín y en 1935 debutó en Sportivo Barracas. Terminó su campaña en la Asociación Atlética Argentinos Juniors.

            Fue entrenador de inferiores, y jugó durante mucho tiempo en el equipo de la mutual. Luego le dedicó más tiempo a su mueblería del barrio de Flores. Vivió hasta los 87 años. Con él se fue el gran goleador boquense de la era amateur.

viernes, 4 de junio de 2010

CON UNA DERROTA ASOMÓ, CON UNA DERROTA SE MARCHÓ

Afiliado en 1908, Bernal inició un camino sumamente difícil. Las derrotas superaron a la victorias. Pese a ello, la institución mantuvo su nombre limpio y alejado de las notas de incultura  durante las diez temporadas qué jugó  oficialmente, y  se despidió cuando sus vecinos de barrio habían acaparado la atención de los aficionados.


                La Argentine Football Association tuvo entre 1903 y 1907, unos veinticinco clubes inscriptos. Hacia 1908 creció hasta llegar a cuarenta y uno. Aumentó, además, la cantidad de equipos anotados por cada club en las diferentes secciones. Southern Rangers (Temperley), Instituto Americano (Adrogué), Anglo Argentine, que nada tenía que ver con la empresa de Tranvías, Boca Juniors y otros, se sumaron a los nuevos afiliados. Algunos tuvieron vida efímera dentro de las huestes oficiales y desaparecieron. Otros siguieron pero no lograron buenas actuaciones. Bernal, eterno colista, se mantuvo haciendo frente a los resultados adversos. 

            Fue el primer club de la localidad que practicó fútbol oficial. Estableció su campo de juego en las actuales calles Victoria y Cramer, a cinco cuadras de la estación. Formó su equipo con elementos locales y otros que el año anterior habían formado parte de las terceras divisiones de Alumni y Victoria (ambos de Capital Federal). 

            Eligió la Segunda Liga para inscribirse y se incorporó a la sección C. Vistiendo casaca a rayas horizontales lilas y blancas, debutó el 10 de mayo ante Boca Juniors –que ganó 7 a 0- en la Dársena Sud. El delantero boquense, Rafael Pratt, perforó cinco veces el arco de Bernal, El debutante formó con: Adolfo Cilander; Luis Cilander y Luis Zimmermann; Carlos Tabaka, Enrique Blinckhorn y Augusto Cilander; Alberto Walliser, E. Sarmiento, Alfredo Silberman, Martín Blinkhorn y Américo Cánovas. A excepcion de Tabaka (polaco), Sarmiento y Cánovas (españoles), los ocho restantes eran apellidos alemanes. Aquel encuentro marcó el debut de Boca como local.

            Una semana después, Bernal recibió a Belgrano “A”, que lo derrotó por 5 a 2 y pronto llegó la revancha con Boca, que volvió a golear, esta vez por 5 a 1. Los resultados no fueron alentadores. Sólo ganó dos partidos –por puntos- a Royal, que no se presentó, perdió los catorce restantes y le convirtieron 65 goles. 

            En 1909, con algunos cambios y el ascenso de jugadores de la tercera, comenzó su segunda campaña. Pero volvió a fallar el equipo, que perdió varios partidos por goleada, el más desalentador frente a Banfield por 13 a 0. No obstante, ganó un único partido -como visitante- a San Martín, que el año anterior había descendido de Primera. Obtuvo otros puntos por no presentación del rival.  Esta vez, su valla recibió 42 goles, algunos menos que en su primera experiencia. Tan mala fue la campaña, que el 4 de octubre su equipo suplente le ganó 3 a 1.

           
En el año del Centenario de la Revolución (1910) fue goleado como local por  Racing Club 10 a 0. Logró dos triunfos como visitante, ante Criollos y Southern Rangers, anulados más tarde por disposición de la Liga. Aparecieron en su alineación titular, jugadores como: José Cayoso, Cardani y Mendiburu, y paulatinamente desaparecieron los apellidos alemanes. El equipo terminó último. Por ese motivo no formó parte de la “Intermedia Extra”, creada para ser la única división de ascenso a Primera. Se mantuvo en Segunda Liga, que pasó a ser la tercera categoría.

            Fue más eficaz en 1911. Por primera vez desde su afiliación, ganó un partido en Bernal: el 2 de julio le ganó a Ferrocarril Sud  2 a 1. Con posterioridad vapuleó a su vecino, Royal de Quilmes, 11 a 2.  Lejos de los dos primeros, Platense y Libertarios Unidos, logró el quinto puesto de la Subsección B. Como dato curioso cabe agregar que la tercera división se midió amistosamente con el cuadro de la Cervecería Argentina Quilmes.

            Luego del cisma de 1912, ocupó el ultimo puesto. Para la temporada posterior se eliminó la Extra y Bernal transitó brevemente la sección A de Segunda Liga. Sólo ganó un partido y finalizó último, motivo por el cual no se lo incluyó en Intermedia cuando este torneo volvió a disputarse al año siguiente. 

            Los directivos bernalenses pensaron que nada estaba perdido en 1914. Querían recuperar la categoría perdida, por lo que presentaron una nota aduciendo que otros clubes habían sido subidos de categoría sin haber ganado el ascenso. Por eso creyeron justo que la institución ocupara un lugar en Intermedia. El Consejo se expidió e hizo notar que el inspector encontró el campo de juego en estado de abandono, el cerco derribado, animales pastando y los goal-post (sic) antirreglamentarios. El presidente, Alberto Walliser, consideró la resolución como una gran injusticia y desafilió a su club. Este año, la localidad de Bernal contó  su segundo club afiliado: Estudiantes. 

            Tras reparar el field, y hacer otros arreglos que la Liga consideraba necesarios, la entidad volvió a la palestra en 1915. Anotó dos equipos en Segunda Division, Zona Sud. Ambos culminaron anteúltimos. Repuntó hacia 1916 aunque no superó el quinto lugar entre ocho clubes; al torneo siguiente tocó fondo. En 1918 se afilió un tercer equipo bernalense: Honor y Patria, que ìnstaló su campo de juego lindando con el de Bernal, frente a la calle Cramer. Algunos triunfos importantes dieron una esperanza para despegar y una nueva formación donde casi no quedaron apellidos alemanes: J. Rosso; José de Campos y N. Romeo; Juan Monti, F. Monti y J. Ronchi; A.. Etchegaray, F. Ronchi, E. Pereyra, O. Bitzer y A. Mumenthaler. 

           Su mejor triunfo fue 3 a 0;  Torre –del barrio de La Boca- su rival. Luego ganó 2 a 1 a la segunda de Sportivo Barracas, por el torneo de Competencia. Pero no pasó de la segunda ronda: perdió con  la reserva de San Telmo 1 a 0 y comenzó la declinación. La tarde del 21 de julio jugó con Chacabuco. Perdió 1 a 0 siendo este el adiós definitivo. Se marchó como llegó, con una derrota y decorando la última colocación. Durante casi una década, jamás sus equipos ocuparon puestos de vanguardia. Pese a ello, su legajo nunca se manchó por incidentes futbolísticos. 

            A partir de 1919, su campo deportivo lo utilizó Barracas Juniors y luego Buenos Aires Central. Su vecino, Honor y Patria, tuvo el halago de ser el único club de Bernal que llegó a Primera división, en 1930. 

Agradecimiento:

Javier Vaca, por sus amplios conocimentos sobre el origen de los apellidos.