Los días previos a la inauguración de la temporada de 1911, se esperaba con gran interés el partido contra Boca, para ver una demostración de los adelantos del fútbol en la ciudad de las diagonales. El 7 de mayo “el field rebosaba de concurrencia y nutridas filas que animaron a los jugadores con gritos ensordecedores y manifestaciones entusiastas”, según cuenta el diario La Gaceta del martes 9. Fue empate sin goles, a pesar de la fuerza de los delanteros platenses que siempre chocaron contra la defensa boquense,
Dos semanas más tarde logró su primera victoria, cuando luego de ejercer un completo dominio, venció a Comercio 4 a 1. En el siguiente partido, ante Nacional, en Parque Avellaneda, el arquero Emilio Fernández se convirtió en el héroe de la jornada. Ambos equipos eran superiores; el golero “pincha” se lució y logró mantener de 3 a 1 para su equipo.
Sin dudas, uno de los encuentros más difíciles sería ante Estudiantil Porteño, pero el 11 de junio los asistentes al estadio de Estudiantes vieron como el equipo local –en un encuentro muy parejo- venció 7 a 3 a su rival, sólo por “superioridad en el shoting de sus fowards”, aclaró un diario porteño. Los primeros lugares en las posiciones eran ocupados por Nacional y Estudiantes de La Plata.
Cerrando el mes de junio, vencio a Kimberley 6 a 1 en La Plata y siete dias después, a Ferrocarril Oeste por 5 a 0, en Caballito. El potencial estudiantil se basaba en la buena combinación de jugadas de la línea delantera, compuesta por: Luis Hirschi, Héctor Isla, Ricardo González Bonorino, Raúl Díaz y Oscar Hirschi. Luego, tres victorias, una ante Banfield; la revancha, en Villa Urquiza con Kimberley, y otra goleada a Ferro, le dieron más ventaja al equipo platense sobre el resto y aunque quedaba en igualdad de puntos con Nacional, la escuadra albiroja tenía tres partidos menos.
El 13 de agosto visitó Ituzaingó e igualó con el local, Estudiantil Porteño, 2 a 2. El día 20 llego la revancha ante Banfield, y en otra buena actuación colectiva lo derrotó por 4 a 1. “El árbitro, J. Riggiardo, fue a La Plata a probar nuevamente su ineptitud (según contó con ironía el diario La Mañana). Se lució en toda la línea. Actuó en forma admirable. Lo que fue de extrañar, es que al finalizar el match, desapareció por los fondos del field, burlando así a miembros de otro club platense que le esperaban para hacerle una vibrante manifestación de simpatía”.
El 27 de agosto empató en cero con Independiente en La Plata, un buen encuentro en el que el público aplaudió a ambos equipos. Se avisoraba un buen final de campeonato para Estudiantes. El siguiente rival fue Comercio, equipo de Núñez que venía haciendo una mala campaña, y marchaba en la última colocación en la tabla de posiciones. Estudiantes sufrió una inesperada derrota; el último le ganó al primero; La Mañana da cuenta que “la lógica ha fallado,Comercio logró imponerse sobre su rival, manteniendo en jaque su valla, especialmente en el segundo tiempo, en que lo dominó en absoluto”. Las culpas habían recaido en el arquero Duarte, reemplazante de Fernández, que estaba suspendido.
Con varios partidos muy difíciles por delante, aun quedaban dudas por la mala actuación ante el colista del campeonato. El 10 de septiembre visitó a Argentino de Quilmes. Esta vez los platenses no defraudaron, y en un buen partido vencieron a los quilmeños por 2 a 1. La revancha –jugada una semana después- fue un encuentro movido y de alternativas agradables; el partido iba 0 a 0, cuando a falta de diez minutos para finalizar, varios jugadores de el mate le protestaron fallos al referée, que tuvo que ser protegido por la policía ante la agresión de un grupo de simpatizantes. Finalmente, Estudiantes ganó los puntos. Sin embargo, Independiente le pisaba los talones al equipo de 1 y 57.
El 24 de septiembre el equipo puntero se trasladó hasta la Dársena Sud, para medirse con Boca Juniors, que peleaba por no descender a Segunda. Unas 3000 personas colmaron el campo de juego. La creencia general era que Estudiantes triunfaría por hallarse más tiempo en la ofensiva, pero el empate cero a cero dejó en claro el equilibrio de fuerzas entre ambos equipos. El 15 de octubre se jugó una nueva fecha; mientras en Avellaneda, Independiente goleó a Ferro por 9 a 0, en La Plata, cuando Estudiantes le ganaba a Nacional por 2 a 0, fue suspendido el partido por un incidente. Sólo se habían jugado 18 minutos. El árbitro, Patricio Mac Carthy, explicó que quiso intervenir cuando dos jugadores discutieron, pero se aglomeraron todos, y sin mediar explicación alguna, el capitán visitante retiró a su equipo; El 28 de octubre, la Asociación dio por ganado el partido al pincha.
Estudiantes había reducido su ventaja, en tanto que su inmediato perseguidor completó los partidos postergados y quedó a un solo punto de distancia. Ambos, primero y segundo, se enfrentaron en Avellaneda, el 12 de noviembre. Se recurrió a un árbitro rosarino, Le Bas, pues ninguno de Buenos Aires aceptó la designación. Los dos equipos se hallaban en inmejorables condiciones para lograr el ascenso a Primera Liga. El equipo platense llegaba bien entrenado, Independiente tenía a tres de sus mejores hombres suspendidos -por una parcialidad del Consejo- pero a pesar de ello, su poderío no era menor.
Unas 8000 personas presenciaron el partido. Estudiantes formó con: E. Fernández; Ludovico Pastor y Carlos Galup Lanús; Rufino Tolosa,Edmundo Ferreiroa y Carlos Elissamburu; L. Hirschi, H. Isla, R. González Bonorino, R. Díaz y O. Hirschi, e Independiente con: Romero; Larralde y Ochoa; Mazzella, Sande y Deluchi, Hospital, Garcia, Colla, Matozzi y Chiarella. Pronto se puso en ventaja el albirojo: a los 12 minutos, O Hirschi venció el arco del rojo; a los 38, González Bonorino marcó el segundo; y en el segundo tiempo, a los 20, el mismo jugador puso cifras definitivas: 3 a 0. Así, Estudiantes de La Plata logró el campeonato y el ascenso a Primera.
Sergio Lodise